Historia de la vajilla

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La vajilla está asociada a las actividades humanas más importantes: comer, beber y socializar. Lo damos por sentado, pero cada plato, cuenco, vaso y cubertería tiene una larga y compleja historia.

La vajilla más antigua

Puede que nuestros primeros ancestros no estuvieran relacionados con la gastronomía, pero hay pruebas de que el hombre primitivo utilizaba utensilios básicos para comer.

La vajilla más antigua era la cuchara. En efecto, las cucharas pueden fabricarse a partir de recursos naturales, mientras que los cuchillos y los tenedores están hechos por el hombre.

En la prehistoria, nuestros antepasados se alimentaban con conchas y piedras huecas.

Poco a poco, los habitantes de las civilizaciones antiguas comenzaron a fabricar vajillas más complejas.

A los utensilios con forma de cuchara que se encontraban en la naturaleza se les unieron mangos de madera y hueso, dando lugar a utensilios de cocina más sofisticados.

En la Edad de Piedra, las copas se fabricaban moliendo hueso y cociendo arcilla.

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Cucharas en el Antiguo Egipto

Aunque se desconoce la fecha exacta de la invención de los cubiertos tal y como los conocemos hoy en día, existen pruebas de cucharas convencionales con mango en el antiguo Egipto.

Alrededor del año 1000 a.C., los antiguos egipcios utilizaban elaboradas cucharas de marfil, madera y metal precioso para diversos fines.

Estas cucharas solían estar elaboradamente decoradas con jeroglíficos e imágenes de la antigua mitología egipcia.

Es interesante observar que estas primeras cucharas no sólo se utilizaban para comer, sino también para rituales y ceremonias de tratamiento de drogas.

Además, las cucharas se utilizaban a menudo con fines cosméticos.

Ritual y vajilla en la antigua Grecia

Lo mismo ocurría con la vajilla de la antigua Grecia: cuanto más elaborada era, más rica era.

Comer juntos y fuera de casa se consideraba un aspecto social muy importante para los griegos.

En Grecia, en particular, se consideraban importantes las comidas y bebidas de convivencia.

En la antigua sociedad ateniense, los grupos sociales celebraban regularmente simposios (básicamente, fiestas masculinas formales para beber).

En cada simposio, el recipiente para beber, una antigua forma de vajilla, desempeñaba un papel central.

Los antiguos griegos pensaban que beber vino sin mezclar era una costumbre de países incivilizados.

Por ello, mezclaban el vino con el agua en una enorme vasija llamada cráter y la colocaban en el centro de la fiesta para beber.

Comer en la antigua Roma

Se cree que comer juntos era también una parte importante de la sociedad en la antigua Roma.

Sin embargo, a diferencia de la antigua Grecia, donde las clases altas comían en casas particulares, la antigua Roma fomentaba la comida en lugares públicos accesibles a personas de todas las clases.

Estos comedores públicos eran pequeños bares-restaurantes, llamados termópolis, que servían comida y bebida a los clientes.

Una termoporia típica tenía un pequeño mostrador en forma de L sobre el que se colocaba una gran jarra. La jarra contenía vino y comida caliente o fría, que los clientes podían elegir libremente.

Se han encontrado restos de vajilla romana en muchos lugares de Thermopolis. Se utilizaban jarras, platos, cucharas y cuchillos, la mayoría de ellos de diseño bastante tosco y rudimentario.

Las termoporías eran muy populares en la antigua Roma, especialmente entre las clases bajas de la sociedad que no tenían cocina en casa.

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El estilo de la vajilla utilizada en la termopolia se asociaba a la sencillez de la comida servida y a la clientela de clase pobre que frecuentaba estos establecimientos.

Para distinguirse, las clases altas de la antigua Roma comenzaron a encargar vajillas más lujosas para decorar sus mesas.

Vajilla medieval

Con la caída del Imperio Romano en el siglo V, la producción de vajilla fina disminuyó.

La nobleza mantuvo un alto nivel, pero las clases bajas y medias simplificaron y frugalizaron su vajilla.

Las escudillas, los platos y los cubiertos se solían tallar en madera, que era más rica y barata.

Se utilizan jarras y cuencos sencillos y el pan se corta con un cuchillo grande, pero se come sin otros utensilios.

Cada jarra o cuenco es individual, lo que expresa el carácter comunitario de la comida.

La jarra es esencialmente una taza de peltre. El color oscuro del estaño también servía para ocultar las impurezas suspendidas en muchas cervezas.

Renacimiento

El desarrollo más importante del Renacimiento fueron las copas de vino. Las vasijas para beber vino, que antes eran de madera, arcilla o metal, sólo se hacían de vidrio a finales del siglo XIV.

Muy pronto, las copas de cristal fino se pusieron de moda y se encargó a prestigiosos vidrieros italianos el diseño de hermosas copas de vino con un gran gasto.

Como las copas de vino se cortaban a partir de piezas individuales de vidrio, los vasos resultantes eran únicos en el mundo.

Esto hacía que las copas de vino fueran extremadamente caras y no sólo prácticas, sino que también recordaban a los invitados la riqueza y el poder de sus amos.

A medida que avanza el siglo, la alta cocina se convierte en una tradición cada vez más importante.

En el siglo XVIII, la tradición se alejó del Renacimiento y comenzó a cortar múltiples recipientes a partir de piezas de vidrio más grandes.

El corte de piezas a partir de trozos de vidrio más grandes permitió obtener un borde más definido, líneas más nítidas y la posibilidad de crear conjuntos a juego.

Sin embargo, el hecho de que ya no sea necesario diseñar cada pieza de vidrio individualmente no significa que su valor se vea comprometido.

Era habitual que los juegos de copas de vino estuvieran decorados con escudos de armas y marcas familiares, que recordaban a los invitados el estatus y la herencia de su señor.

La hora del té: una costumbre inglesa

Mientras la corte francesa estaba obsesionada con el número de platos, la aristocracia inglesa buscaba nuevas tendencias.

El té se vendió por primera vez en Inglaterra a mediados del siglo XVII, pero no fue hasta el siglo XVIII cuando realmente despegó.

En el siglo XVIII, el té se importaba de países extranjeros lejanos y, por tanto, era muy caro.

Por ello, la importancia y la tradición de servir y beber té eran omnipresentes.

Para el ritual de tomar el té, que definía el respeto y también apuntalaba el ascenso y el dominio del Imperio Británico, se fabricaban impresionantes y elaborados juegos de té.

Vajilla antigua en la era moderna

La aparición del centro de mesa es indicativa de la evolución de la vajilla como objeto decorativo y utilitario. En otras palabras, la historia de las vajillas antiguas no es sólo una historia de funcionalidad, sino también de diseño y belleza.

A lo largo de los siglos, la vajilla ha pasado de ser un simple objeto utilitario a una obra de arte, ya que está vinculada a las actividades humanas más fundamentales: comer, beber y socializar.

La vajilla antigua no sólo nos dice cómo comían nuestros antepasados, sino también cómo se entretenían, cómo decoraban sus posesiones y, en definitiva, cómo se veían a sí mismos.

Las vajillas antiguas son tanto un objeto utilitario como un bien cultural.

Por ello, las vajillas antiguas son muy apreciadas por los coleccionistas y se encuentran en museos y colecciones de todo el mundo.

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